A MARUJA VIDAL, LA MUJER DE LINO

A mi amigo Juan Ramón Pereira, hijo.

Yo… Tuve otra madre en otra orilla de mi calle

“Lindando con la placita de mis juegos de niño”

Era la madre de mi amigo, también lo era madre mía…

Siempre me recibía aquel ángel con sus brazos abiertos.

Era muy niño entonces entre aquella confusión de cariño…

Por un lado, mi madre, a la que tanto quería…

Por la otra, mi otra madre, la de mi amigo

Que abrazaba mi alma como si fuera la de su hijo…

Y yo… le abrazaba tiernamente la suya…

Crecí entre ambas estancias rebosando amparo

En ambas casas estuve, como si fuera en la mía…

Entre ambos abrazos estaba una madre

Queriendo tanto a un niño como ella a mi me quería…

Y.. Por última vez, me la encontré una tarde

Con los ojos llorosos de viuda

Lloró en sus adentros, la otra madre mía, al “llorar conmigo”

Porque sabía que nunca más nos veríamos…

Y yo, la abracé tiernamente…

…Y me fui a llorar solitariamente solo a una esquina…

Fernando Castaño.

Albores de Junio de 2010.