María Solar Boga, mi tía, mi madrina. (A su lección de amor)
A su hermana Rosa
Siempre llevaste su nombre bien clavado en tu pecho
Hasta ese último suspiro que acalló tu corazón, María…
Y cuando tu eternidad perdió la fuerza en tus alientos
Te lo llevaste al silencio contigo agrandando más fidelidad.
Pocas mujeres me dieron lección de amor tan grande,
Tan sublime, tan apasionadamente heroica…
…Te lo arrebató de tus ojos, la guerra, de un mal viento
Pero nadie fue capaz de quitarte del alma a ese hombre, María.
Me lo decía tu hermana Rosa, mi madre…
…”Tu tía María está casada con un recuerdo hasta su muerte…”
Y yo le respondía… ¿Quién es ese tal recuerdo…?
No me lo respondiste, Madre… ni me lo supo responder nunca nadie.
Cuando ya nos faltas, y ya no eres una presencia acostumbrada,
Valoro hoy mucho más ese gran amor de vida y de silencio…
…Tu existencia fue triste para otros, pero sé, que fue inmensa para ti,
Aunque aparentabas para todos la soltería de vestir santos…
Yo te miraba con mis ojos de callado niño asombrado
Y tú me devolvías tu calida mirada, entre alegre y triste…
Siempre note por ti un corazón latiendo feliz y enamorado…
Aunque me resultara demasiado maravilloso para ser creíble.
Ahora, arriba, ya le tienes contigo de tus manos,
Estoy imaginando las suyas, temblorosas…
Fernando Castaño Solar. Enero de 2009.