uís Solar Boga, mi padrino.

A mi prima Carmiña, la de Orense.



Madre, se te ha ido Luís, el último de tus hermanos vivos.
Se fue a donde duermen las almas eterna existencia, dicen…
Aquí, aún nos quedamos los vivos despertando recuerdos
Para que no se enmudezcan nuestras voces, ni las de los seres queridos…

Adorado mío, mi humilde adorado padrino bueno…
Eras tan necesario para mí como el pan para la mano de un pobre
…Y se fue, se fue llevándose su aliento lejos, olvidando el aire,
Se fue perdiéndose en la tarde, sin esperar a un día más…

Ejemplo de subsistencia y de impecable coraje humano,
De incansable lucha, ejemplo de ejemplos…
Quien como tú, que de tu pobreza de aquí aprendiste
A ser un gran triunfador muy lejos de tu tierra…

Y volviste como buen gallego a la raíz que entrelazó sangres
Para traer tus pasos por los caminos de siempre…
Tenía que ser así, y a los Aflixidos fuimos casi de tu mano…
A los últimos que presentías en tu existencia viva.

Y te prometí que te inmortalizaría en mis maderas
Que pena que tú ya no visualizaras mi modesta obra…
Pero, al fin volviste a los Aflixidos tuyos, esta vez, de mi mano,
Volviste para estar presente allí, desde tu adorado O Palacio.

Allí… Ay, Lestrobe del alma, Lestrobe de mi madre, aldea querida,
Allí, donde fuimos los niños más felices de la tierra
Cuando se recitaban sentidas poesías por sus caminos…
Y las gaitas de fiesta agudizaban sus divinas melodías.

Ya no volverán esos hermosos días que perdimos,
Ni volverán aquellas melodiosas gaitas a sonar las mismas,
Ni la fiesta, ni las joviales fuerzas de las ansias nuestras, ni nada…
Nada volverá a ser como antes, sin ti, añorado padrino.

Allá, donde estés ahora con tu nervio y con tu alma
Estarás, de seguro, emprendiéndolo todo allí…
Triunfantemente altivo por ese imaginario cielo
Donde os ponemos los de la tierra a los buenos.

Que Dios acoja en su seno tu bendita alma.


Luís Fernando Castaño Solar. Madrid, Enero de 2009-