Paseo del Espolón padronés
A mi madre, que me lo enseñó de su mano.

Paseo del Espolón padronés…
…Me gustaría saber lo que guardas, calma cautiva,
Cuando dejo mis lentos pasos por entre tus sombras,
Y el pincel de mis ojos alcanza toda tu perspectiva…

Va mi caminar sin ruido por tu extensión de arena,
A ritmo va, esa, mi marcha lenta y por noche veraniega…
…¡Paseo por la orilla padronesa del Sar¡
Que nada me apure hoy… hasta hay luna llena…

Ay, mi Paseo del Espolón padronés…
Mi ancho sendero de sordo crujir de arenas…
…Es mi verde paraguas de plátanos abovedados,
Tan fiel, y tan puntual en todas las primaveras…

…Veo el Convento de Dominicos, esa estampa serena…
Esbelto y sagrado, como pidiendo un velo…
Y observo más altas tus trabancas, Padrón,
La de arriba… y la de abajo.

Ay, y la vieja Fonte do Carmen,
Mi querida y vieja fuente de piedra, te presiento…
…Con sus tres caños de bronce brotando
Su milagrosa agua, que nos trae siempre tan fresca…

Los estoy viendo… Santiso, Beiró Buxán, Pepiño Bentrón…
Tantos y tantos otros como te fueron pisando…
…Unas veces solitarios los veías, otras, acompañados,
Cabizbajos y a su espalda, apretadas y juntas siempre sus manos…

No dejé de mirarte viejo quiosco, siempre pegado al puente…
Ni me olvido de tu hermosa y señorial Plaza de Abastos…
…Aún hoy me detengo, Rosalía, a releer tus versos
Cuando vengo de Cela, de admirarle fijamente…

Muchos habrán sufrido no acertando qué decirte,
Por no saber cómo expresar los sentimientos…
…De este mundo ido sin dejarnos su alabanza, ¡que pena la suya!…
…Todo, por no tener a mano la espontaneidad de unos versos…

Traigo los domingos de tus edades a mi verso,
Cuando te visten con traje de muchedumbre…
…Pierdes ahí el encanto de tu soledad, ganas tristeza…
Al apretar, juntas por tu ámbito, tantas pisadas de gentío.

…A mí, me gustabas cuando te vestías de tu fiesta
Y explotabas la verde clorofila por tus hojas.
…Me gustabas con mi locura de hombre enamorado…
Y mirábamos arriba, y nos ocultabas con tu ramaje el cielo…


…Sí, también…
…Sí, a esa soledad de tus otoños alfombrado de hojas secas
Donde los pájaros, por las ramas, rebullían al desnudo…
…Sí, a los pequeños, por tu suelo, extendiendo a patadas
Esas hojas que apilaban con su paciencia los jardineros…
…Sí, a ese ejército de niños gaiteiros ocupando tú paseo
Por el entrañable discurrir de la Romería do Santiaguiño do Monte…
…Sí… Sí.


Allá, a dónde me vaya, iré portándote conmigo,
Me iré llevando tus sombras y los plátanos abovedados…
Sentado sobre tu “paredilla” donde me muestras el río…
Imaginado por ti, en su frescura, quedaría eternamente…

Mientras tanto, tus troncos seguirán retorciendo su aureola
Resurgiendo la eterna bóveda hermosa, día a día…
…Irán haciendo guiños las sombras, sombra sobre la negra sombra…
Viejo Espolón padronés de mis sueños…


…Siempre quedará ahí esa, tu presencia cautivando…
Porque a cientos se irán por Padrón mudando en la eternidad los poetas…


Fernando Castaño. Primavera de 2009.