A SONIA, a mi ahijada.

Fuimos en la edad que ya pasó, ausentes,
Dos nubes solitarias en el azul de cielo…
Puertas que se abrían a ningún lado, fuimos
Dos seres mal callados y distantes…

Fuimos penas de no llorar a nadie
Mares de lágrimas perdidas muy adentro…
Lluvia ansiosa que nunca tocaba suelo, fuimos
Tan inquietos ambos… y en estancias diferentes.

Fuimos la rosa que perfumó un olvido
Eco de una lejanía que nos unió siempre…
Dos gotas de agua rebosantes fuimos,
Pequeño gran río de aguas transparentes.

…Y vino un mal viento a llevarse nuestro sueño.
¡Vino a romper nuestra locura…!
Y nos quedamos los dos como niños asustados
Viendo como se nos robaba la ternura…

…Tal vez pudo ser… ¿la vida…?
O fue lo que arrastra consigo de rutina…
…Otra fuerza inferior no podría
Con tanto amor y tanto cariño…

Siempre te tuve conmigo
Mí ahijada Sonia del alma…
Dime.., ¿Qué fue eso, enemigo,
Que pudo con muestra calma…?

¿Qué, tuvo arma y poder
Para alejarnos el habla...?
Si nuestros caminos eran
Sendas tan emparejadas…

…Pero al final todo llega,
Todo vuelve a ser lo suyo…
…El loco ya preso, encarcela su locura,
Y nuestras diferencias retornan al olvido…

…A pesar de lo lejos que estuvimos, ahijada,
Siempre estuviste conmigo…

Fernando Castaño. Febrero 2009



algo grande nos unía siempre